... y fin.


 El psicoanálisis es mi profesión. Pienso que la psicología es una técnica inmadura y cobarde, con pretensiones de (e)videncia. Pero también joven e imprevisible, que puede ir de camino a convertirse en la Ciencia del Deseo, la Ciencia del Futuro o el Futuro de la Ciencia. 

Apuesto por la palabra, como ingenio y por su  don curativo. Creo en la Poesía como si creyese en Dios. Soy amigo del Sentido Común, de la Justicia, de los eternos perdedores y de las madres de toda la vida. 

Cuando peleo contra la locura me armo de sociología, de antropología, de historia. Me apunto a todas las revoluciones en el campo de la salud mental: vendrán nuevos paradigmas y nos harán más honrados. 

He tenido la suerte de dirigir una comunidad terapéutica que es un laboratorio prodigioso de la organización humana.  A contra corriente de la farmaindustria constato que las adicciones y psicosis son estados superables y no enfermedades fatales. 

Políticamente Milito en la causa de los niños, de los ancianos y de los enfermos mentales, porque son los grandes exiliados de esta  época. Soy del partido de Don Quijote, ando libre pero me procuro buena compañía. Sobre todo me obsesionan los gigantes.